Adviento, el camino a tu luz

Empiezo diciendo que en mi casa, no hemos celebrado nunca el Adviento como tal, sí la Navidad y reconozco que fue y es una de mis fiestas favoritas. Pero desde hace 3 años, hemos conocido el Adviento, y ahora ha pasado a ser también una de nuestras fiestas favoritas, sobre todo desde que el año pasado me quede a la fiesta de celebración de Adviento en el colegio de Sergio.
A los niños les encanta, este año estaban esperando que llegase con muchas ganas, desde Noviembre contaban los días. Después de 3 años saben que el Adviento anuncia muchas cosas que les encantan: la Navidad, los regalos, ver a la familia, estar con los primos, e incluso a veces la llegada de la nieve. Además realizamos en casa un calendario de Adviento, bueno varios, el de chocolate, hacemos también actividades en familia, y este año por fin elaboramos nuestra corona de Adviento, que como podéis ver aquí quedo preciosa y fue elaborada en compañía de amigos del colegio Artabán.
Elaboración de Corona en Artabán


Pero está fiesta tiene además un significado especial, que creo que es independiente de las creencias personales que creo que deben siempre respetarse y valorarse. 

LA ESPIRAL DE ADVIENTO y su celebración en el colegio:
  "Lo primero que hace un recién nacido apenas ve los primeros rayos de luz es BUSCAR. Busca el seno materno. Esa búsqueda se mantiene a lo largo de toda la vida, de manera más o menos consciente. ¡Nos pasamos la vida buscando! Buscamos: amigos, casa, comida, unos zapatos cómodos, un buen libro, las gafas para leer el buen libro, buscamos la aprobación del otro, el reconocimiento a nuestros actos, una dirección, paz interior, sabiduría… a veces incluso nos perdemos en la vida y nos buscamos a nosotros mismos.

Suele ocurrir que esta búsqueda comienza en la más absoluta oscuridad, sin ser conscientes de ello y, sólo mucho más tarde, nos percatamos de cuándo empezó. Al principio tampoco tenemos muy claro hacia dónde nos dirigimos y es una luz muy tenue, apenas perceptible, la que nos marca el camino. ¡Se necesita fuerza y coraje para mantenerse en el camino sin desviarse!  confianza y esperanza de que, si lo que estamos buscando al principio permanece oculto, en algún momento se manifestará.

La época de Adviento tiene mucho de esta cualidad de búsqueda:
el alma humana, que se entregaba tan gustosamente a la plenitud de la luz y el calor del verano, se va retrayendo cada vez más en sí misma con la menguante luz solar. El equilibrio de luz y oscuridad en otoño es como un umbral, y en la época más oscura del año, una luz interior desea resplandecer. Y para que pueda hacerlo hay que buscarla en nuestro interior y transformándola, hacerla brillar en el exterior.

Resultado de nuestra corona familiar
Una imagen de esta vivencia del Adviento es lo que llamamos "La espiral de Adviento":
El 1º lunes de adviento, cuando llegamos al colegio, nos encontramos niños y maestros en una sala oscura iluminada únicamente por la tenue luz de una vela que luce en el centro de una gran espiral formada en el suelo a base de ramas de abeto y arizónica.
¡Es la espiral de adviento! símbolo de un camino hacia dentro en la oscuridad exterior. Entonces cada niño coge una velita sujeta a una manzana y empieza a recorrer el oscuro camino que le conduce hacia el centro de la espiral y, gracias a que hace unos meses llenó su mochila de coraje y valor superando las pruebas de Micael, ahora se mantiene en el camino sin desviarse de él. 
Cuando llega al centro de la espiral encuentra esa luz solitaria, tenue pero firme, donde poder encender la que él lleva en sus manos. Una vez encendida la coloca en algún lugar elegido a lo largo de la espiral, entre las ramas de abeto. 
Uno a uno todos los niños y maestros vamos haciendo este mismo gesto: no nos quedamos con la luz de nuestra velita sino que la colocamos en el camino para que ilumine a los demás. Mi luz la ofrezco al camino de todos. La sala va iluminándose cada vez más y así, cuanta más luz, mayor capacidad para diferenciar el camino que he de recorrer.


Comienza la época de adviento que, tras cuatro semanas desembocará en la Navidad. En este tiempo resuena en cada alma humana la palabra DEVENIR dejando que crezca en ella las capacidades que le permitan ir al encuentro de la luz que en ella quiere nacer.
La paz y el silencio interiores, que son condición para que esto acontezca, han de conquistarse en la época de adviento con conciencia. Y si dejamos que el adviento sea un camino y no un fin en sí mismo vivenciaremos la Navidad como culminación de ese camino y nuestra alma se llenará de alegría".




Con estas bonitas palabras transcritas por completo de Mamen, maestra de Pedagogía curativa de la Escuela Artabán (Galapagar, Madrid) creo que queda más que bien explicada la fiesta.



¡Feliz Adviento a todos!

Diana Sánchez
www.psicoterapiaysexologia.es

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